jueves, 21 de enero de 2010

NO ENTERREMOS LO QUE DIOS NOS DA

Romanos 12:1-8

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.


Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

A través de este pasaje observamos algunas peticiones que hace el apóstol Pablo por el Espíritu de Dios a la Iglesia en Roma, y claro està, a nosotros hoy día, por que la palabra es eterna. Todavía esta cumpliendo su propósito, no olvidemos “el cielo y la tierra pasaran pero mis palabras no pasarán…” ( )

En primer lugar tenemos que todo nuestro cuerpo pertenece a Dios y que debemos presentarlo santo, agradable a Dios, haciendo un sacrificio para mantenerlo en esta forma.

Se refiere acá el Apóstol a que él sabe que mantenerlo en esa condición es un sacrificio por cuanto estamos en el mundo con una naturaleza carnal con tendencias al pecado, por la concupiscencia que hay en nosotros que siempre nos inducirá a pecar. Entonces si en verdad amamos a Dios, si en verdad hemos entendido que nos estamos preparando para entrar al lugar santísimo, El Cielo, debemos comenzar a mantener nuestros cuerpo, mente y alma purificados por la sangre del Cordero, en concordancia con nuestro Padre celestial, ese es nuestro culto racional; para lograr vivir de esta manera debemos vivir vidas no conformes al mundo y su sistema, Dios nos guiará a toda verdad, a todo buena obra por su Espíritu Santo.

Ahora bien, en cuanto a lo que Dios nos ha dado, es bueno señalar acá que debemos siempre tener presente la parábola de los talentos, ¿la recuerdan? Vamos a leer en Mat. 25:14

14Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

¿Còmo le parece amado? Tiene o no relación con Romanos 12:3 en adelante, Pablo nos dice que Dios nos ha dado dones, y los dones son regalos, los talentos también, y que cada uno debe utilizarlos conforme a la medida de la fe del mismo modo lo acota el Apostol Pedro 10Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 1ra P. 4:10

Amado, ¿Por qué mantienes enterrado lo que Dios te regalo? ¿Por què estas dentro de tu congregación calentando las bancas siendo que muchos necesitan de ese talento o Don que Dios te ha dado?

Definamos talentos = inteligencia (? capacidad de entender).

2. m. aptitud (? capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación).

3. m. Persona inteligente o apta para determinada ocupación.

4. m. Moneda de cuenta de los griegos y de los romanos.

Definamos dones= 1. m. Dádiva, presente o regalo.

2. m. Bien natural o sobrenatural que tiene el cristiano, respecto a Dios, de quien lo recibe.

3. m. Gracia especial o habilidad para hacer algo.

Entonces, si un talento es una habilidad o capacidad para hacer o entender algo, y un don asimismo es una gracia especial para hacer determinada cosa, quiere esto decir que tanto el talento como el don nos vienen de Dios.

Ahora bien, en la parábola de los talentos observamos que lo que nuestro Señor Jesucristo nos quiere hacer entender es que el nos da los bienes y cada quien de acuerdo a su capacidad, ya que vemos que a hay un siervo al que solo le dio un talento, porque es claro que el Señor sabia el final de ese bien, y a otros les dio más y le dieron buenas cuentas a su regreso, y los Apóstoles Pablo y Pedro nos dicen que debemos ministrar de acuerdo a nuestra fe lo que Dios nos ha dado.

No obstante observamos también en esta parábola que Dios les da a todos, a unos dos, a otros tres a otros cinco, a todos nos da algo para que ministremos el es bueno en gran manera, no quiere que estemos ociosos.

¿Qué te ha dado Dios? Porque ciertamente no hay nadie dentro de las filas del Señor que no tenga nada que dar, algún don debe haberte dado Dios para que lo ministres, y no solo que lo ministres sino que lo multipliques, si cantas, deben haber cantores detrás de ti para el Señor a quienes les estés enseñando a hacerlo, si Dios te ha dado el don de la enseñanza debes estar ministrándolo en tu congregación para que otros sean como tu o mejor que tu, si predicas o pastoreas debes estar formando pastores o evangelistas, o ¿solo tu debes ser pastor? O ¿es que tu congregación no debe crecer al punto de que se extienda a otros horizontes? En fin los dones y talentos son para multiplicarlos no para enterrarlos, no para que se mantengan allí sin crecimiento.

Amados, examinémonos, ¿Cómo estamos ministrando lo que Dios nos dio? Desenterremos los talentos para darle gloria a Dios y buenas cuentas.

miércoles, 6 de enero de 2010

¿QUE NOS FALTA?

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
Era común, en Grecia antigua, vendedores ambulantes caminen por las calles con sus mercaderías, gritando: “¿Qué les falta?” Su objetivo era mostrar a todos que ellos estaban en los alrededores y también despertar la curiosidad de todos, para que saliesen de sus casas y fuesen a ver lo que ellos tenían para vender. Podría ser algo que necesitaban o algo que podrían anhelar tener. “¿Cuál su necesidad?” Ésta podría ser una pregunta qué deberíamos hacernos . ¿Qué nos falta? Hagamos una evaluación de nuestras vidas. ¿Estamos plenamente satisfechos? ¿Hemos mantenido una relación íntima con Dios para recibir su dirección y fuerza?
¿Hemos sentido paz en el corazón? Cristo puede suplir nuestras necesidades — tanto materiales, como físicas y, principalmente, las necesidades profundas de nuestros corazones y de nuestra alma. (Harold H. Lentz)
¿Qué nos falta? ¿Cuál es el real motivo de nuestra insatisfacción? ¿De que necesitamos para que este nuevo año, que está comenzando, sea el año de la “gran mudanza” de nuestras vidas? ¿Que pediríamos, sin titubear, a Dios, para que fuésemos verdaderamente felices?
No podemos pasar más un día siquiera sin contestar ésa pregunta. Nuestros pasos serían desanimados, sin dirección, sin la certeza de dónde ir y cuando llegar. Necesitamos colocar nuestras vidas delante de Cristo y, confesar, con sinceridad, lo que nos falta es una íntima comunión con Él. Necesitamos decirle que no podemos vivir sin su amor, sin su gracia, sin su unción, sin la certeza de que estemos ligados totalmente en él.
Salgamos de nuestros capullos de intereses, de nuestros caminos tortuosos, de nuestra indiferencia, de nuestra rebeldía. Él no es un vendedor ambulante — Es el Dios Todo Poderoso, el Señor de señores, y está preguntando a todos nosotros: “¿Qué les falta?”
Agarre firmemente Su mano y responda: “¡Ahora no falta más nada!”

Agradezco sus comentarios a balmore@radiocret.net o en nuestro libro de visitas en www.radiocret.net

COMO SER CRISTIANOS DIFERENTES


Nunca te olvides del llamado que Dios te hizo. hay un llamado“general” (la “Gran Comisión”), pero también del llamado específico que sabes tienes de parte de Él
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“El Señor se dirigió a mí, y me dijo: ‘Antes de darte la vida, ya te había yo escogido; antes de que nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones’. Yo contesté: ‘¡Ay, Señor! ¡Yo soy muy joven y no sé hablar!’ Pero el Señor me dijo: ‘No digas que eres muy joven. Tú irás a donde yo te mande, y dirás lo que yo te ordene. No tengas miedo de nadie, pues yo estaré contigo para protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra’. Entonces el Señor extendió la mano, me tocó los labios y me dijo: ‘Yo pongo mis palabras en tus labios’”. (Jeremías 1.4-10a – DHH).
Voy a ser breve y directo, ¡como me gusta ser cuando hablo con personas con las que tengo confianza! Con un corazón sensible y lleno de pasión permíteme por favor compartirte algunos consejos para vivir a Cristo desde tu juventud y lograr servirle cada día de tu vida.
Nunca te olvides del llamado que Dios te hizo. Por supuesto, el llamado “general” a todos Sus hijos e hijas (la “Gran Comisión”), pero también del llamado específico que sabes – ¡sabes! – tienes de parte de Él.
Presta mucha atención a la gente que te rodea y lo que te dicen. Es de sabios pedir y recibir consejos. Pero sin embargo nunca permitas que dichas palabras – humanas al fin – interfieran tu decisión de seguir y obedecer al Señor. Porque algunos podrán decirte: -“Dios no te llamó para hacer tal cosa”, y otros quizás insistirán: -“Estás perdiendo el tiempo”. ¡A veces me pregunto qué le hubieran dicho estas personas a José durante sus años de “oscuridad”, entre los sueños y su cumplimiento! ¡Qué hubiesen dicho de Jesús, entre sus doce años de edad y el comienzo de su ministerio, 18 años después! ¡Cómo hubieran tratado al recién convertido Saulo, luego llamado “Pablo”, los años que estuvo en el desierto! Por eso, recibe consejos de hombres y mujeres del Señor, pero sobre todo – ¡sobre todo! – aprende a escuchar y ser fiel a la voz de Aquél que te llamó.
También es importante que sepas que si Jesús te llamó a servirle, Él te dará lo que necesites para obedecerlo y llevar a cabo lo que te haya pedido (1 Tes. 5.24)¡Nada podrá cambiar esta verdad! Entonces, ¿por qué a veces le das tanto lugar a la ansiedad? (me identifico contigo, pues la ansiedad a veces me invade y controla mis decisiones, por lo que urgente debo recordarme a mí mismo que estoy haciendo lo que hago porque Él me llamó).
Por favor, te aconsejo y te animo – ¡por eso decidí escribirte! – a no abandonar lo que Dios te ha pedido que hicieras. ¡Sigue adelante! Porque aquellos y aquellas que perseveran, lograrán la victoria.
Tengo la convicción que Dios me movilizó a escribirte. No sé cómo te llamas ni en qué parte del mundo te encuentras. Pero lo que importa es que nuestro Señor y Rey, el Único capaz de transformar nuestro mundo, Aquél precioso Salvador que dio Su vida en la cruz y resucitó de entre los muertos, te ama, te escogió y tiene un propósito claro para ti. ¿Qué esperas, entonces, para obedecerle, levantarte y servirle?
Tu hermano en Cristo: Herberth Balmore Alvarado balmore@radiocret.net